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¿CÓMO SABER SI MI HIJO TIENE DISLEXIA?

  • Foto del escritor: Lic. Olga Córdoba
    Lic. Olga Córdoba
  • 8 abr 2019
  • 4 Min. de lectura

A continuación se detallarán algunas de las características o indicadores que pueden llegar a presentar los niños con dislexia a lo largo de las distintas edades. Estas características deben ser consideradas en forma orientativa. No son elementos diagnósticos, sólo se trata de aspectos que le servirán para percibir posibles dificultades en el aprendizaje de la lectura.





Niños de 4 y 5 años (Educación Inicial)

  • Tardan para hablar con claridad.

  • Se producen confusiones en palabras que suenan parecido.

  • Les cuesta memorizar series de elementos (Ejemplo: colores)

  • Suelen demorarse para estructurar y reconocer el esquema corporal.

  • Tiene dificultades para reconocer: colores, formas, posiciones, tamaños, etc.

  • Les resulta difícil dominar elementos de la orientación espacial.

  • Mucha habilidad para tareas en donde se prioriza la ejecución (Bloques, rompecabezas, etc).

  • Recordar rimas o canciones del Jardín es para ellos una tarea difícil.

  • Presentan dificultades para manejar y ordenar secuencias.

Niños de 6 a 9 años (1°, 2° y 3° grado)

  • Tiene dificultades para aprender a leer y a escribir.

  • Algunas letras y números las escriben en espejo. Si se le hace el señalamiento lo corrigen pero vuelven a cometer el error en otras situaciones (Ejemplo: P por 9).

  • Siguen teniendo dificultad para distinguir derecha e izquierda.

  • Continúan las dificultades para memorizar secuencias: días de la semana, estaciones del año, meses, etc.

  • Les cuesta memorizar el alfabeto y las tablas de multiplicar.

Al momento de la lectura:

  • Confunden: a/o, a/e.

  • Confusiones en letras que se diferencian por detalles: d/b; p/q; b/g; u/n; g/p; d/p.

  • Inversiones en sílabas: lee “maca” por cama u “olmo” por lomo.

  • Reiteraciones de sílabas: lee “tomamate” por tomate.

  • Omisiones de sílabas: lee “electrotar” por “electrocutar”

  • Falta de ritmo, con una lentitud exagerada, lo cual compromete la comprensión del texto.

  • Dificultad para respetar los signos de puntuación: recortan oraciones o alargan otras cambiando el sentido de la misma.

  • Confusión entre las distintas líneas del texto. El niño lee en una línea pero cuando levanta la cabeza y luego quiere seguir con la lectura lo hace en otra línea, sin que esto le resulte llamativo.


Al momento de escribir:

  • Escritura en espejo: puede aparecer en algunas palabras o en todo el texto.

  • Torpeza motora.

  • Inadecuada tonicidad muscular: A veces encontramos niños que no presionan el lápiz o bien que lo presionan tanto que marcan la hoja.

  • Se observan alteraciones en el grafismo de los números. En la práctica observamos que los números: 3,5,7,6 y 9 son los que se alteran con mayor frecuencia.

  • Invierten números que contienen dos cifras: 52 por 25.

  • Les resulta muy complicado diferenciar por ejemplo: 209 de 290.

  • Cuando deben completar seriaciones de números en dónde se debe pasar de una decena a otra o cuando lo tienen que hacer en forma descendente, se tienden a equivocar.

  • Al tener que ordenar en la hoja una operación matemática les resulta complicado mantener el orden, tendiendo a iniciar la operación por la izquierda.


Niños de 9 a 12 años (4°, 5° y 6° grado)


Al momento de la lectura:

  • Errores en la lectura. Permanecen en una lectura vacilante, lo cual produce mucho agotamiento. Al intentar leer algo se encuentra muy preocupado por decodificar las palabras, con lo cual abstraer el significado es una tarea muy difícil. (Problemas en la comprensión lectora)

  • Se continúan observando omisiones de letras.

  • Son niños a los cuales les cuesta mucho ser organizados.

  • Les resulta difícil ser ordenados tanto en tareas escolares como en su casa.

  • Debido a sus errores constantes poseen una marcada falta de autoconfianza. Algunos niños realizan una lectura previa en voz baja para que la lectura no le resulte tan complicada.

  • Les cuesta comprender tanto el lenguaje oral como el impreso. Lo cual no condice con su capacidad intelectual.

Al momento de la escritura:

  • Son niños que continúan presentado torpeza motora. A veces manifiestan estar cansados de escribir, lo cual tiene que ver con un cansancio producto de la fuerza que imprimen al escribir.

  • En algunos casos encontramos Disortografía. Niños que han aprendido a leer, siguen presentando serias dificultades

  • para recordar la escritura de las palabras encuadrándose en las reglas ortográficas.

  • Cuando deben expresarse en forma oral confunden tiempos de verbo y les cuesta detallar una secuencia, cuando escribe se manifiestan las mismas dificultades. Les cuesta respetar mayúsculas y minúsculas y no logra ordenar las frases en forma coherente.

  • En materias en donde interviene el tiempo, como es el caso de la Historia, los niños pueden llegar a tener dificultades para realizar una “línea del tiempo”. Es decir en actividades que requieran la secuenciación de acontecimientos.

  • En actividades dónde deba ubicarse espacialmente, como por ejemplo analizar un mapa, tendrán serias dificultades para determinar coordenadas o los puntos cardinales.


Niños de 12 años en adelante:

  • La escritura es descuidada, observándose escaso orden, en ciertos momentos es incomprensible.

  • Dificultades gramaticales y errores ortográficos. En ocasiones siguen presentes las omisiones, adiciones y alteraciones que se detallaron en la etapa anterior.

  • Tienen mucha dificultad para elaborar mentalmente lo que quieren escribir, les cuesta mucho planificar un texto.

  • Persisten las confusiones cuando se les da una instrucción verbal.

  • Confunden Números de Teléfono, Casas, Documentos, etc.

  • Mucha dificultad para aprender otros idiomas.

  • Debido a las reiteradas frustraciones que han vivido se observa muy baja autoestima.

  • Mucha dificultad para comprender textos.

  • Conductas evitativas hacia actividades de lectura y escritura.


¿CÓMO DEBERÍA SER LA INTERVENCIÓN?

Lo primero a considerar es la autoestima del niño. Debe sentirse comprendido, motivado y con niveles de confianza hacia ellos adecuados.

El trabajo debe ser siempre individual y centrado en el desarrollo de las habilidades y procesos implicados en la lectura y escritura.

Las herramientas deben ser recreativas, motivadoras y valoradas para hacer de cada encuentro un espacio donde el niño se divierta y sienta autoconfianza en lo que puede hacer.

Se debe requerir apoyo y ayuda tanto desde la familia como desde la escuela.

Es muy importante que desde este ámbito académico se implementen ciertas adecuaciones de acceso a la información para que el niño pueda expresar todo lo que aprende y sabe.

Importante es darle facilidades desde los tiempos de trabajo, el acceso a la lectura de consignas y a demostrar que puede explicar lo que sabe a través de diferentes recursos.


Lic. Olga Córdoba


 
 
 

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